El suelo es uno de los elementos en el que menos solemos fijarnos a la hora de decorar nuestra casa, y sin embargo resulta de gran importancia para decidir el estilo de los muebles, el color de las paredes y el contraste que provocará con el resto de los elementos del espacio.
Para ello disponemos en los centros de bricolaje de suelos vinílicos o en forma de lámina. Los vinílicos son más fáciles de colocar, mientras que los suelos laminados proporcionan una sensación de mayor realismo. Elijas el tipo que elijas, es imprescindible que la superficie sobre la que apliques el nuevo suelo se encuentre en buenas condiciones, permita una buena adherencia y se halle más o menos nivelada.
Por ejemplo, si queremos poner uno de estos suelos sobre azulejos o baldosas, debemos intentar que se encuentre lo más liso posible para evitar deformaciones en las pegatinas vinílicas o para garantizar que las láminas no se desnivelen.
Si queremos un nuevo suelo sobre una moqueta, una vez arrancada y tal como hemos visto en este artículo, debemos eliminar los restos de cola e imperfecciones.
Para renovar el suelo de tu hogar, sólo tienes que seguir estos sencillos pasos:
01 Prepara la superficie
Elimina los restos de cola e imperfecciones y limpia bien el suelo a cubrir.
02 Coloca el suelo
Una vez limpia la superficie, ya puedes colocar el tipo de suelo que hayas elegido.
– Si se trata de láminas, generalmente no es necesario utilizar cola. Simplemente hay que colocarlas en la posición adecuada, puesto que cada plancha encaja perfectamente una con la otra.
– Si utilizas un suelo vinílico, desprende la pegatina de protección y aplícala directamente sobre el suelo. Te recomendamos que sitúes la primera plancha sobre el centro de la habitación en la posición que quieras y que a partir de ahí rellenes el patrón.
En cuanto a las esquinas y rodapiés, necesitarás un cúter para adaptar la forma de las placas vinílicas o una sierra para cortar las planchas en el suelo de láminas, en el caso de que te hayas decantado por estas últimas.
Elijas el tipo que elijas, no te olvides de escoger el color o el estilo que más encaje con tus necesidades y gustos. Si por ejemplo tu casa posee paredes blancas lisas, prueba a usar un suelo oscuro que se asemeje a la madera. De esta forma dotaremos a la estancia de un aspecto minimalista.
Si por el contrario, quieres darle un aspecto más acogedor, ¿por qué no pruebas a poner un suelo de madera clara? ¡El estilo lo pones tú!