Seguro que en casa tienes algún mueble de metal, hierro o forja al que quieres dar un lavado de cara. No lo pienses más y ¡atrévete a ponerte manos a la obra! Verás como, además de ser muy fácil y económico, es reconfortante ver un mueble restaurado por ti mismo.
Aprovecha y renueva las patas de una silla, pinta una lámpara de forja o renueva la mesa del jardín. Tan solo sigue los pasos que te indicamos a continuación y en muy poco tiempo podrás disfrutar de tus ‘nuevos’ muebles.
Comienza limpiando la superficie para garantizar el fijado de la pintura que apliquemos. Pasamos un paño húmedo con un poco de agua y jabón. De esta forma, además de conseguir eliminar los restos de grasa, nos desharemos del polvo y la suciedad. Puedes pasar un trapo después para secar la zona y así ponerte cuanto antes a pintar.
En el caso de que el mueble o elemento metálico se encuentre oxidado, recuerda que has de eliminar el óxido para garantizar el fijado de la pintura. Únicamente tendremos que frotar un cepillo de púas metálicas, una lija o un estropajo de aluminio para desprender los restos de óxido y corrosión. No te olvides de eliminar el polvillo producido por esta tarea soplando o con un paño.
Ha llegado la hora de la verdad: una vez protegidos tanto el suelo como los elementos que no queramos pintar, procedemos a restaurar nuestro mueble.
Utilizaremos una pintura de calidad y que se fije bien sobre las superficies difíciles. De esta forma nos ahorraremos un producto para imprimar el metal y otro para proteger la pintura decorativa que hayamos aplicado. ¿Qué hacemos entonces? Puedes encontrar en el mercado Todo Terreno, perfecta para fijarla sobre el metal. También existe la gama Isolfix, para evitar que la humedad afecte a esta pintura. Elige la que más se adapte a tus necesidades y a la zona donde pretendas colocar el mueble.
Aplica varias capas de pintura una vez se seque cada una (alrededor de los 20-30 minutos). Recuerda que puedes utilizar el color original de la pintura, colorearla en el punto de venta o aplicar una capa de pintura decorativa del tono que más te agrade una vez se haya secado.
Para darle un aspecto elegante al mueble, puedes utilizar colores oscuros. Si prefieres un aspecto vintage, escoge tonos azules y verdes pastel. Para algo más alegre y diferente, guíate por los tonos rojos, amarillos o morados. Así mismo, también puedes combinar las otras partes del mueble con el tono que utilices en los elementos metálicos. Imagínate las patas de una silla de color negro ónix con el respaldo de un color plomizo. O si lo prefieres, las patas de una mesa de color azul claro y la parte superior de blanco.
¡Las posibilidades las pones tú!