Cuando nos proponemos pintar una pared, una de las primeras cosas que debemos hacer es evaluar el estado de la pintura anterior. Si está en mal estado, corremos el riesgo de que, al aplicar la nueva pintura encima, aquella acabe por desprenderse y se lleve por delante todo nuestro trabajo. A continuación te desvelamos un sencillo truco con el que podrás valorar si se puede o no repintar sobre la pintura anterior, siempre, eso sí, que se trate de pinturas plásticas lisas.
El truco
Se trata de practicar una serie de cortes en cuadrícula sobre una superficie de unos 10cm2. La distancia entre corte y corte debe ser de unos 2 centímetros, aproximadamente. A continuación, pegamos sobre la cuadrícula varias tiras de cinta adhesiva hasta cubrirla por completo y, seguidamente, tiramos de ella. Si la pintura queda adherida a la pared en más del 80% de los cuadraditos (es decir, en al menos veinte de los veinticinco), significará que está bien adherida y, por lo tanto, se puede pintar sobre ella. En caso contrario, más vale que la retires.
Recuerda que este truco sólo funciona con pinturas plásticas lisas. Para probar la adherencia de picados y gotelés deberás rascar con una espátula. En cuanto a las pinturas al temple, basta con frotar un paño húmedo sobre la superficie de la pared. En ambos casos, si la pintura sale con demasiada facilidad, no cabe duda de que conviene retirarla antes de pintar de nuevo.