Hay un punto crítico al final de todo trabajo de bricolaje que separa el éxito total del fracaso en diferido. Hablamos de ese momento en el que, con la obra ya terminada, perdemos inercia y, en lugar de limpiar bien todas las herramientas, las guardamos de cualquier manera porque “ya las limpiaré otro día…”
El resultado suele ser la desagradable sorpresa de encontrarse las brochas echadas a perder por la pintura seca y las espátulas llenas de pegotes o de óxido; cosa que inevitablemente termina con un viaje al centro de bricolaje más próximo para comprar herramientas nuevas y con ese sábado por la mañana que habíamos planeado dedicar al nuevo trabajo, totalmente desaprovechado.
Esto es algo que no debe volver a ocurrir. Cualquier bricolador que se precie cuida de sus herramientas con mimo, tanto si son un caro taladro percutor como si son dos brochas o una espátula básicas. Dicho esto, hablemos de limpiar herramientas…
01 Pintura
Son sin duda las herramientas más engorrosas de limpiar: las brochas y los rodillos. Pero también son las que más necesitan esa limpieza, a no ser que queramos darles un solo uso.
Aquí hay que distinguir entre dos tipos de limpieza. La primera, un poco más “superficial” es la que dispensamos a las herramientas entre mano y mano de pintura, cuando sabemos que vamos a volver a utilizarlas en unas pocas horas. La segunda es la limpieza a fondo que debemos hacer antes de almacenar brochas y rodillos hasta su siguiente uso, o bien cuando vamos a pasar a utilizar una pintura diferente.
- Entre mano y mano
Si estamos utilizando pinturas plásticas o al agua, aclararemos la herramienta con abundante agua tibia para eliminar la mayor cantidad posible de pintura. Después dejaremos brochas y rodillos sumergidas en agua tibia (renovada, no la que hemos utilizado para aclarar), procurando que las brochas no toquen el fondo, pues tienden a deformarse. De esta forma evitaremos que la pintura que haya quedado llegue a secar. Si, por el contrario, estamos aplicando esmaltes sintéticos, haremos lo mismo, sólo que, en lugar de utilizar agua, usaremos limpión de Beissier.
Antes de volver a utilizar las herramientas es MUY importante que escurramos bien todas las herramientas, porque habrán absorbido mucha agua o limpión. Para escurrirlas podemos envolverlas en abundante papel absorbente.
- Después de terminar
Aclaramos las herramientas en abundante agua tibia (sólo si la pintura era al agua), igual que antes, pero en esta ocasión escurriéndolas constantemente. A continuación aplicamos Limpión de Beissier que es infalible con los restos más difíciles (incluidos los de los mangos). Por último volvemos a aclarar las herramientas con agua, escurrimos, las secamos bien y ¡a guardar!
02 Plastes y cementos
Las espátulas y las llanas también deben estar bien limpias antes de volver a la caja de herramientas. Y en este caso, además, la limpieza debe ser completa aunque sepamos que vamos a utilizarlas en poco tiempo.
Si el plaste o el cemento están frescos (y deberían estarlo), bastará con rozar las herramientas contra el borde del cubo y, a continuación, pasar un trapo para retirar cualquier resto.
Si, por el contrario, nos hemos despistado y hemos dejado que algo de plaste seque sobre la herramienta, deberemos utilizar Quitacementos de Beissier, un producto especialmente desarrollado para este uso y que permite “sacar” los pegotes de plaste o cemento sin ninguna dificultad.
Por último, recuerda que debes guardar todas las herramientas perfectamente secas. Especialmente, claro, las que tienen partes metálicas que puedan sufrir problemas de óxido.