Dicen que los cuatro años que Miguel Ángel pasó pintando la bóveda de la Capilla Sixtina fueron los más miserables y desgraciados de su vida. Y es que, ciertamente, pintar un techo, aunque sea todo de blanco, puede ser una tarea desgraciada si no se toman algunas precauciones…
01 Protégelo... todo
A no ser que hablemos de una obra nueva en la que la habitación cuyo techo nos disponemos a pintar esté completamente vacía, nos conviene ser especialmente cuidadosos en este paso.
No escatimes tiempo en proteger bien los suelos, los muebles, las ventanas y cualquier otro elemento. Utiliza preferiblemente plásticos, en lugar de papel, pues las grandes goterones de pintura pueden llegar a atravesar éste último. Para fijar los plásticos o cubrir los apliques, usa cinta de carrocero. Además, a no ser que vayamos a pintar también el resto de la habitación con el mismo color, te recomendamos que coloques también cinta en el punto en el que las paredes se unen con el techo.
02 Imprima
Imprimar antes de pintar siempre viene bien. Especialmente si se trata de un techo que vayamos a pintar por primera vez. Cuando se trata de techos de yeso laminado nuevos, en los que hay partes de placa y partes de pasta de juntas, la imprimación con Primplaca es ya un imperativo.
Por otra parte, si se trata de un techo antiguo que ha sido repintado muchas veces, es interesante aplicar una mano de Fixacryl para consolidar bien el fondo.
03 Aplica una primera mano
Tratándose de techos, es más que recomendable aplicar una pintura especial contra las manchas, especialmente si somos fumadores o si trata de cocinas, baños u otras estancias húmedas. Por eso nosotros te recomendamos utilizar Isolfix al agua.
Comenzaremos pintando a lo largo de las uniones del techo con la pared. Para ello utilizaremos una brocha o bien un rodillo esquinero.
A continuación, valiéndonos de un rodillo y un alargador telescópico, comenzaremos a pintar el techo efectuando pasadas largas y siempre en el mismo sentido. Aquí es muy importante no correr ni sobrecargar el rodillo de pintura. De lo contrario, pronto descubriremos que, aparte de tener el techo perfectamente pintado, tenemos las paredes salpicadas al estilo Pollock.
No hay que desdeñar el uso del gorro mientras pintamos techos. Con toda seguridad nos ahorraremos el paso de tener que frotarnos la cabeza además de las brochas, al acabar el trabajo.
04 Aplica la segunda mano
Una vez más, comenzamos por las esquinas, aplicando la segunda mano con brocha o rodillo esquinero.
A continuación repetimos la operación de pintar el techo, rodillo y pértiga en mano, pero esta vez en sentido perpendicular al de la primera mano.
Cuando hayamos terminado esta segunda capa retiraremos la cinta de carrocero de las uniones pared-techo, mientras la pintura aún está fresca. Por último, recuerda limpiar bien las herramientas.
Como ves, pintar un techo no tiene por qué ser un drama (excepto si, como Miguel Ángel, te pasas cuatro años haciéndolo). Normalmente, los techos se pintan de blanco o en tonos pastel. Si quieres saber por qué y recibir algunos otros consejos, puedes consultarlo aquí.