La popularidad de los suelos laminados ha hecho que, en los últimos años, la oferta haya crecido como la espuma, inundando el mercado con distintas calidades, precios y diseños; algo, que todo buen bricolador sin duda agradece.
Hoy en día es posible para un usuario con maña y ganas colocar un precioso suelo laminado a un precio razonable. El resultado, si se hace con mimo, es espectacular. Ahora bien, puede que la idea de colocar el suelo de casa tú mismo te produzca un poco de vértigo. Sin duda te surgirán dudas e indecisiones de última hora. Así pues, ahí van unos cuantos consejos:
01 ¿Qué suelo escojo?
Como ya hemos dicho antes, hay infinidad de modelos de suelo laminado a tu disposición. Nos sólo hablamos de colores, hay otros factores como la textura de la lama, si el diseño incluye nudos o no, si los bordes son biselados o lisos…. Todo esto, obviamente, es cuestión de gustos.
En lo que sí merece la pena detenerse es en la resistencia y en la calidad de las lamas. La primera (la resistencia), viene determinada por la escala AC, que determina la dureza de la lámina visible de la lama y su resistencia al rallado y el desgaste. Esta escala va desde el AC1 al AC6, si bien los suelos más baratos suelen partir desde AC3 (poca resistencia). En cuanto a la categoría AC6 (alta resistencia), está pensada más para comercios que para viviendas.
La calidad, en cambio, viene determinada por la llamada CLASE, y engloba cuatro tipos (clases 31, 32, 33, y 34). La CLASE, engloba multitud de aspectos, incluyendo la resistencia (escala AC) y es un dato más fiel para conocer si estamos haciendo o no una buena inversión.
02 ¿Qué es eso del papel balance?
El papel balance es un tejido que se coloca por debajo del suelo laminado o, mejor dicho, un material que se tiende sobre la solera y sobre el que se montan las lamas. Su función es la de compensar cualquier irregularidad y prevenir desequilibrios entre las lamas (lo que daría lugar a desajustes). No menos importante es su función aisladora, pues protege las lamas de la humedad y otras adversidades.
Puesto que es una parte de la instalación que no se puede cambiar sin desmontar todo el entarimado, es interesante colocar un papel balance de cierta calidad, incluso aunque nuestra solera esté perfectamente llana y a salvo de humedades. Y es que el papel balance influye también en el sonido de las pisadas. Además, si tenemos suelo radiante, debemos asegurarnos de que el papel balance sea compatible con este sistema de calefacción y no interfiera en la correcta transmisión del calor.
03 ¿Claros, oscuros, naturales?
Una vez más, la elección del color es una cuestión de gustos. Sin embargo, sí podemos decir algo sobre los colores y su efecto decorativo:
Como norma general, los suelos claros contribuyen a crear un ambiente más relajado y luminoso. Pero, sobre todo, toleran un mayor rango de colores en los demás elementos de la decoración. Por decirlo de algún modo, dejan que el mobiliario sea el protagonista de la estancia.
Por su parte, los suelos oscuros tienden a crear un ambiente más oscuro e íntimo, pero también dan un aire más sofisticado y elegante. Admiten una gama cromática menor en la decoración, es decir, tienen un mayor peso en la decoración. Sin embargo son muy interesantes los contrastes que crean.
¿Y qué hay de los tonos medios? Pues bien, lo cierto es que los suelos de tono medio son los más prácticos. Son, de lejos, los más sufridos: en ellos la suciedad no destaca como en los suelos blancos, ni las huellas y el polvo llaman tanto la atención como en los oscuros.
04 ¿En qué sentido lo coloco?
Una vez que tengas claro cuál es el suelo que mejor te va, es hora de ponerse manos a la obra. Sin embargo aquí surgen nuevas dudas. ¿En qué sentido debo colocar las lamas?
Se suele decir que hay que colocar las lamas en el sentido de la fuente de luz que ilumine la estancia. Sin embargo, es una afirmación bastante ilusa, teniendo en cuenta que muchas habitaciones cuentan con más de una venta y que la iluminación natural varía a lo largo del día.
Más acertado resulta la norma que dicta que las lamas se deben colocar en el sentido de la pared más larga de la estancia. De esta forma se pierde menos material en recortes y se trabaja menos. Más aún, el suelo lucirá más en este sentido.
No obstante toda regla tiene su excepción. Si nos encontramos ante una habitación inusualmente larga y estrecha, colocar las lamas en el sentido longitudinal contribuirá a que la habitación parezca más estrecha aún (especialmente si hemos escogido lamas de borde biselado). En estos casos, colocar las lamas en el sentido de la pared más corta puede contribuir a que la estancia parezca ligeramente más ancha.
05 ¿Qué es eso de la dilatación?
El material del que se componen las lamas (igual que cualquier otro material) sufre pequeñas dilataciones y contracciones con los cambios de temperatura. Aunque estos cambios son mínimos, al acumularse entre una lama y otra pueden hacer que el suelo se ensanche se contraiga considerablemente. Es por eso que las lamas nunca deben llegar a tocar las paredes. Si lo hacen, se crearán desajustes y levantamientos, que son lo peor que puede pasarle a un suelo laminado.
Así pues, en los puntos en los que las lamas se acercan a la pared debe dejarse un hueco para que la tarima “respire”. Pero no te preocupes, esos huecos quedarán tapados por los rodapiés. Consulta con el fabricante del producto escogido cuáles son los valores de dilatación y cuál es la distancia máxima que puede cubrir el suelo sin necesidad de juntas de dilatación intermedias.
¡Se acabaron pues las dudas! Ahora sólo queda que te armes de valor y te decidas a colocar un flamante suelo laminado en casa. Te garantizamos que el resultado merecerá la pena.