Es posible que, recién comenzado el otoño, parezca un poco prematuro comenzar a hablar de preparar la casa de cara al invierno, pero este tipo de trabajos pueden llevar cierto tiempo dependiendo del tiempo libre con el que se cuente y la maña que se dé uno; así que nosotros os vamos dejando nuestras sugerencias y que cada cuál decida su propio calendario en base a sus necesidades.
01 Canalones y bajantes
Septiembre es el mes de los grandes aguaceros en muchas regiones de España, así que de hecho ya deberíamos haber revisado la instalación de evacuación de aguas a estas alturas. Si no lo hemos hecho aún, bueno, siempre es mejor tarde que nunca.
No hay que subestimar la importancia de los canalones y las bajantes. Al evacuar el agua de manera rápida y eficiente, impiden los encharcamientos en la cubierta, que podrían dar lugar a filtraciones. También protegen la fachada en edificios con poco alero. Una fachada sometida a constantes rociones de agua en un mismo punto termina presentando, en el mejor de los casos, una gran mancha oscura muy poco estética.
Así pues, debemos revisar que los canalones están libres de elementos que puedan obstruir el paso del agua (nidos, hojas, ramas…) y que no presentan fisuras. Si vemos un gran desperfecto en alguna sección concreta, será mejor cambiarla; para pequeñas reparaciones (fisuras y grietas en la pieza), podemos usar Aguaplast Spray Impermeabilizador, como ya os explicamos aquí.
02 Aislamiento, la clave del confort
Si tuviéramos que invertir en un solo aspecto para asegurarnos de que nuestra vivienda es confortable, sin duda ese aspecto debería ser el aislamiento. Un correcto aislamiento se traduce en una vivienda sin saltos térmicos y sin humedad por condensación; un lugar en el que la temperatura es fácil de mantener, lo cual no solo se traduce en comodidad, sino también en un gasto energético más reducido. Además, el aislamiento nos beneficiará tanto en invierno como en verano.
Ahora bien, para lograr un aislamiento correcto hay que trabajar en muchos elementos distintos: Para empezar, lo ideal es que la envolvente del edificio cuente con un buen aislamiento. Una opción perfecta, si no es el caso de nuestro edificio, es el SATE, pero estamos hablando de una gran intervención y, desde luego, para esto sí que vamos tarde de cara a este invierno. Otra opción es aislar las zonas más sensibles (las de orientación norte), con un trasdosado de yeso laminado.
Pero nuestra opción favorita, sin duda, es el sistema anticondensación de Beissier, del que hemos hablado muchas veces. Por ejemplo, aquí.
03 La decoración importa
No nos engañemos, el confort también tiene un gran componente psicológico. Si hemos conseguido crear un ambiente acogedor, seremos capaces de sobrellevar mejor ciertas molestias. Y en esto tiene mucho que decir la decoración.
Somos perfectamente conscientes de que entramos en un terreno muy subjetivo y que lo que para unos resulta acogedor, puede no serlo en absoluto para otros. Pero hay ciertas cosas que no dependen tanto de los gustos como suele creerse.
Una de ellas tiene que ver con la luz. Una vivienda luminosa nos ayudará a sobrellevar mejor el invierno, que ya de por sí tiene pocas horas de luz. Y ya se sabe (y lo hemos dicho muchas veces), que para conseguir un ambiente luminoso es necesario pintar las paredes y los techos de colores claros, a poder ser, directamente, de blanco. Pero no solo eso, también podemos hacer nuestra vivienda más luminosa colocando cortinas menos tupidas o moviendo cambiando de sitio los muebles que, de una forma u otra, obstruyan el paso de la luz natural.
04 Revisar radiadores
La temperatura es, junto con la humedad, el gran medidor objetivo del confort. De la humedad ya hemos hablado (¡aislamiento, aislamiento, aislamiento!) y ahora nos toca hablar de temperatura.
Un sistema de calefacción de baja temperatura como un suelo radiante es siempre una buena idea (consume menos, calienta de manera más uniforme y, no menos importante, calienta desde abajo). Obviamente, para colocar un suelo radiante también vamos tarde y, además, se tata de un obrón de envergadura como pocos.
Pero si contamos con un sistema de calefacción basado en radiadores tradicionales, también hay cosas que podemos hacer. Para empezar, controlar la presión del circuito y purgar los radiadores, si fuera necesario. No menos importante es no cubrirlos ni colocar muebles, como sofás o mesas, delante, siempre que podamos evitarlo.
Una cosa muy importante para evitar el “dolor de cabeza de radiador” es no tener la cabeza a menos de metro y medio de un radiador cuando dormimos o cuando estamos sentados en el sofá; y esto, claro, puede exigir una pequeña redistribución de los muebles, que siempre es más fácil que cambiar los radiadores de sitio.