La planitud de una pared enfoscada y enlucida por un buen profesional puede resultar un misterio inasible para el común de los mortales. ¿Cómo es posible conseguir algo tan extraordinariamente liso? ¿Cómo lo hacen para no tener zonas más abombadas que otras? La respuesta del maestro está en las maestras. ¿Sabes lo que son? Nosotros te lo explicamos.
En este post de hace algún tiempo os comentábamos que una forma sencilla de conseguir una superficie plana cuando aplicábamos un plaste anti condensación era hacer un tendido, pasar la llana dentada y después hacer otro tendido para rellenar los surcos secos que la llana hubiera dejado. De esa forma, las crestas dejadas por la llana dentada funcionaban como una suerte de maestras. Sin embargo, esto solo sirve cuando se trabaja sobre una pared que ya es lisa. De lo contrario, este método solo reproduciría los defectos del paramento.
Unas maestras de albañilería bien hechas, en cambio, funcionan como guía, incluso aunque el muro sea irregular y sea necesario cargar más mezcla en un lado que en otro. Las maestras suelen ser fajas verticales de mortero perfectamente aplomadas, aunque también se pueden utilizar guías de aluminio o incluso de madera. En cualquier caso, su función es marcar el grosor que va a tener el enfoscado del muro y servir de apoyo a la regla de aluminio con la que se logra la planitud deseada.
Para trabajar con maestras todo lo que necesitamos son las herramientas habituales cuando trabajamos con mortero: espuerta, paleta y llana, además de un nivel o plomada y una regla de aluminio larga.
Teoría simple
Imaginemos un muro pequeño de ladrillo o bloque desnudo que queramos enfoscar. Para simplificar, nuestro muro tendrá menos anchura que la longitud de nuestra regla de aluminio (entre 30 y 40 centímetros menos), por lo que solo harán falta dos maestras. Lo primero que haremos será levantar las maestras aplicando dos fajas verticales de mortero a cada lado del muro. Esas fajas las alisaremos con la ayuda de una regla de aluminio, vigilando siempre que la maestra resultante quede perfectamente aplomada (con la ayuda de un nivel acoplado a la regla o de una plomada).
Una vez que estas maestras se han secado, ya podemos proceder a rellenar el hueco intermedio con mortero. A medida que vayamos haciéndolo, colocaremos la regla de aluminio en sentido horizontal, apoyada sobre ambas maestras y, al hacer movimientos en forma de zeta (es decir, en sentido ascendente o descendente, pero “agitando” la regla a un lado y otro rápidamente), el canto de la regla irá retirando toda la masa que sobresalga del nivel marcado por las maestras, a la vez que revelará dónde falta mezcla. Así, retirando sobrante y rellenando donde haga falta, aplicando masa y pasando la regla, conseguiremos que, al final, todo muro quede al nivel marcado por las maestras. Y si estas estaban bien hechas, resultará en un muro perfectamente liso y aplomado.
¿Y los muros grandes?
Una vez explicada la idea, nos encontramos con la realidad de que muchos muros tienen una anchura mayor que nuestra regla de aluminio. Eso implica que, para maestrar el muro, habrá que levantar maestras intermedias. Pero ¿cómo hacer que todas ellas queden, no ya verticales —que es lo único de lo que debemos preocuparnos cuando trabajamos con solo dos maestras—, sino también al mismo nivel todas ellas?
Para levantar tres o más maestras y asegurarse de que queden al mismo nivel, comenzaremos por levantar las maestras de los extremos, exactamente igual que hemos hecho en el ejemplo de arriba. Una vez secas estas maestras, tenderemos dos cordinos de algodón entre ellas, uno en la parte alta y otro en la parte baja y los tensaremos bien. Con ello obtendremos una referencia del grosor del futuro enfoscado corriendo a todo lo largo de la pared. Este cordino nos va a servir para colocar una especie de mini-maestras conocidas como “tarjetones”.
Los tarjetones no son sino pegotes de mortero que se hacen sobre el cordino y se aplanan para dejarnos al mismo nivel que marca este. Para hacerlos, se lanza el pegote sobre el cordino, se libera este del pegote tirando de él hacia fuera y, después, se aplana el pegote con la paleta hasta que éste queda justo por debajo del cordino, sin tocarlo, pero dejando el mínimo espacio posible entre ambos. Se repite la misma operación en el cordino inferior, justo en la vertical de nuestro primer pegote, y se hace esto tantas veces como maestras intermedias se quieran levantar.
Una vez secos los tarjetones, los usaremos como “maestras de maestras”. Los tarjetones están al mismo nivel que las maestras de los dos extremos (gracias a que hemos usado el cordino) y nos permiten apoyar la regla en ellos, así que solo queda lanzar pegotes, uno sobre otro, entre ambos tarjetones, formando una faja vertical y, después, apoyando la regla en ellos, aplanar la faja para formar una maestra. De esta forma habremos creado una maestra intermedia que estará perfectamente alineada con las de los dos extremos. Creando tantas maestras intermedias como sea necesario (o como determine la longitud de nuestra regla), podremos proceder a enfoscar como hemos explicado en el punto anterior. ¡Y listo!