Hace no mucho, las puertas, rodapiés y suelos que veíamos en las revistas de decoración eran predominantemente de color oscuro (roble oscuro, caoba, nogal, sapeli…) En los últimos años, en cambio, el blanco ha ido ganando fuerza de la mano del auge de las tarimas flotantes. Esto ha hecho que muchas personas hayan buscado dar un aire más moderno a sus casas, simplemente cambiando puertas y rodapiés, y aquí surge una duda. ¿Qué es mejor, cambiar las puertas o lacarlas?
Aunque la respuesta depende, obviamente de muchos factores, hay dos a tener muy en cuenta. El primero es que las medidas estandarizadas no son algo tan antiguo, de manera que es posible que, si tu vivienda tiene unos cuantos años, las puertas estándar que se comercializan hoy en día no te coincidan. Esto te obligará a cambiar los premarcos, y ahí ya nos metemos en un trabajo de cierta envergadura. El segundo factor a tener en cuenta, y no es menor, es que muchas puertas antiguas son de gran calidad. No es que hoy en día no existan productos de esa calidad, es que para hacerte con ellos, deberás desembolsar una buena cantidad.
Es por eso que el lacado está tan de moda. Ahora bien, debemos aclarar aquí que el lacado es un proceso industrial llevado a cabo en una cabina de pintado. Con un lacado “de verdad” se consiguen acabados absolutamente lisos y de gran resistencia. Cuando hablamos de lacar las puertas nosotros mismos, de lo que hablamos, en realidad, es de un repintado con ciertas pinturas y herramientas que ofrecen un acabado muy parecido al lacado.
El proceso que debemos seguir para un “lacado casero” es muy sencillo. Simplemente hay que preparar la superficie, imprimar y dar dos o más manos de pintura respetando escrupulosamente los tiempos de secado. Sin embargo, surgen ciertas dudas que esperamos aclarar aquí:
01 ¿Hay que desmontar las puertas?
Sí. La clave para lograr un efecto lacado está en que el acabado sea lo más liso posible. Y para eso vas a necesitar espacio. Es necesario colocar las puertas en sentido horizontal sobre dos caballetes de madera y dedicar un tiempo a pintar y dejar secar cada lado. De manera que, si te estás planteando lacar varias puertas, ármate de paciencia. En cuanto a las jambas, puedes cambiarlas, o también puedes “lacarlas”. En este caso no quedará más remedio que pintarlas en su lugar.
02 ¿Pinturas acrílicas o sintéticas?
Hace unos años era imposible lograr un efecto lacado con pinturas acrílicas (al agua); hoy en día, en cambio, es perfectamente posible. Ahora bien, ¿es mejor escoger las acrílicas o las sintéticas? Ambas tienen sus ventajas e inconvenientes: las acrílicas secan antes y no huelen; las sintéticas “se estiran” mejor, logrando un acabado en general más liso, y son más resistentes. Aquí os dejamos un artículo sobre las diferencias entre ambos tipos de pintura.
03 ¿Mate, satinado o brillante?
Para lograr un efecto lacado el brillo es importante. Como mínimo debes escoger pinturas satinadas. Las brillantes, si se aplican bien, lucen más, pero también revelan mejor los defectos. Las pinturas mate, en cambio, difícilmente van a pasar por un lacado.
04 ¿Imprimación sí o no?
Imprimación sí o sí. Es muy importante preparar bien la superficie limpiando la puerta primero, reparando cualquier desperfecto con Aguaplast Madera o Aguaplast Reparador Madera, lijando (si es necesario) e imprimando. Como siempre, nosotros recomendamos para esa primera mano las pinturas Todo Terreno, si nos vamos a decantar por pinturas sintéticas, o Todo Terreno al Agua, para el caso de las acrílicas.
05 ¿Qué herramientas voy a necesitar?
Necesitarás un rodillo y, en el caso de las puertas con molduras o relieves, también alguna paletina. En el caso de las paletinas escogeremos la de mejor calidad posible, de pelo muy fino, porque eso nos ayudará a que no queden manchas. En el caso de los rodillos, escogeremos los de poliamida de pelo muy corto o terciopelo. Si preferimos los de espuma, porque cargan más pintura cada vez, nos aseguraremos de que sean microporosos para que no dejen burbujas.
06 ¿Cómo se aplica la pintura?
La clave para aplicar la pintura está en el estirado. Debemos pasar una y otra vez la herramienta hasta asegurarnos de que no queda ninguna marca, ningún relieve. Las pinturas, si las hemos escogido de calidad, se estirarán durante el proceso de secado (sobre todo las sintéticas), dejando una superficie muy lisa, que es de lo que se trata.