Pintar es algo al alcance de cualquier bricolador pero, como trabajo de acabado que es, cualquier error puede acabar con nuestras paredes gritando que no somos sino unos aficionados. Aunque la experiencia es la que conduce a la excelencia, el conocimiento sin duda nos acerca un poquito. Por eso hoy hemos reunido estos tres consejos para aplicar bien pintura, que nacen de dudas habituales que nos hacéis llegar.
01 Sobre repintar encima de pintura vieja
Para bien o para mal, la capa de pintura vieja es la que está anclada a la pared en primer lugar y su nivel de adherencia determinará la resistencia de todo el sistema. Si esa capa está hecha un asco y se cae a trozos, se caerá igual y se llevará por delante nuestra pintura nueva. Esto, por cierto, vale también para los plastes o para las masillas. La fuerza de un sistema la determina su elemento más débil. Así que lo primero que hay que hacer es comprobar el estado de esa pintura vieja. Para ello tenemos el truco de la cuadrícula. [LINK]
02 Sobre la imprimación
Como norma general diremos que sí, aunque hay alguna situación en la que podría pasarse sin imprimación. Hay que ver la imprimación como una forma de ahorrar tiempo y dinero, sobre todo si vamos a pintar una superficie que no está pintada, como una pared recién enlucida o un mueble de madera sin tratar. Estas superficies son muy porosas y tienden a “tragarse” la pintura de las primeras manos, con lo que gastaremos una buena cantidad de pintura y de tiempo simplemente saturando los poros; es decir, para dejar la superficie preparada para ser pintada. Eso es, precisamente, lo que hace una imprimación: sellar los poros y crear una capa de fácil adhesión. Pero el truco está en que lo hace con un sola aplicación y, además, suele valer bastante menos que una pintura. La única situación en la que podemos saltarnos el paso de la imprimación es cuando vamos a repintar una superficie ya pintada y en la que la pintura vieja está en buen estado.
03 Sobre la dilución de la pintura
A veces hay que diluir las pinturas porque nos interesa un producto menos denso; por ejemplo, si vamos a aplicarla con pistola en lugar de con brocha y rodillo. Sea como sea, la mayoría de las pinturas son diluibles hasta cierto punto. Hay que consultar la ficha técnica para ver cuál es el porcentaje máximo de dilución, porque, si no se respeta este margen, podemos acabar pintando con un producto demasiado líquido que luego presentará problemas. Pero lo más importante de todo es que, si vamos a diluir la pintura, lo hagamos con el producto correcto: agua para las pinturas al agua y disolvente para las pinturas al disolvente.
04 Sobre los tipos de rodillo
Se podría hablar largo y tendido sobre el tema, pero por dar solo unas pinceladas al tema —o mejor dicho, unos rodillazos— podemos decir que: En cuanto a la longitud del pelo del rodillo, los de pelo corto son para superficies lisas y acabados finos y los de pelo largo, para superficies rugosas. En cuanto a los materiales, los de pelo sintético o natural son para pinturas al acrílicas; los flocados o tipo terciopelo para lacas y barnices; los de gomaespuma o los de lana —dependiendo de la superficie— para pinturas sintéticas.
05 Sobre la limpieza de las herramientas
En Bricopared tenemos un buen truco para no tener que limpiar las herramientas entre mano y mano de pintura. Consiste en envolverlas en film plástico. Con esto impedimos que la pintura seque y conservamos las herramientas listas para la siguiente mano. Sin embargo, cuando ya hemos acabado el trabajo y toca guardar las herramientas para la siguiente vez (que no la siguiente mano), es necesario limpiar las herramientas correctamente. Para ello, lo primero que debemos hacer es dejarlas sumergidas en el producto base correspondiente; es decir, en agua para las pinturas plásticas y en disolvente para las pinturas al disolvente. Después de un tiempo podemos sacarlas y aclararlas. En el caso de las pinturas al agua lo haremos bajo agua corriente; en el caso de las pinturas al disolvente lo haremos sobre una bandeja de pintura, echando un chorrito más de disolvente directamente sobre la herramienta. Un buen truco es peinar las paletinas con un peine mientras las aclaramos. Terminaremos secando bien las herramientas con papel de cocina y dejándolas colgadas boca abajo para que se sequen.