¿Has alicatado alguna vez una estancia y, cuando estabas ya cerca del techo o de una esquina te has dado cuenta de que el hueco que quedaba era ridículamente pequeño para una fila de azulejos? Eso es porque no hiciste un buen replanteo. ¿No sabes lo que es eso? Nosotros te lo explicamos.
El replanteo consiste básicamente en la planificación previa del trabajo antes de pegar una sola pieza. De lo que se trata es de evitar precisamente el problema que hemos comentado. Mediante un replanteo se puede planificar el trabajo de forma que los azulejos tengan siempre un tamaño mínimo aceptable y que la fila o columna de piezas cortadas quede situada en la zona menos visible de la estancia; por ejemplo, detrás de la puerta. Estas son las cosas que deben tenerse en cuenta a la hora de hacer un replanteo:
01 El primer azulejo lo decide todo
Una vez que hayas puesto un azulejo, los demás irán donde les toque y no podrás hacer nada para cambiarlo. Por eso es fundamental escoger bien el lugar donde pegarás esa primera pieza. Tómate tu tiempo.
02 Haz matemáticas
Sabiendo el tamaño de las piezas y el grosor de las juntas, puedes calcular hacia derecha e izquierda hasta dónde llegará cada pieza y de qué tamaño serán las últimas. Si ves que los huecos del final son demasiado pequeños, “mueve” la primera pieza y recalcula. Es mejor tener dos cortes de un 75% de pieza a cada lado de la pared que una esquina con una pieza entera y la otra con un corte al 50%. ¡La simetría importa!
03 Ten en cuenta las esquinas
En la zona en la que dos paredes se encuentran, una pieza irá “por encima” de la otra. Tenlo en cuenta a la hora de hacer los cálculos. Esto también te dirá por qué pared debes empezar. Para calcular la pérdida de espacio que esto supone para la segunda pared que acometas, calcula 5mm de grosor de pasta más el grosor de las piezas. Este grosor será mayor en piezas grandes de doble encolado, claro.
04 No empieces desde el suelo
Los suelos de las viviendas a menudo no están completamente a nivel. Si usas un suelo como referencia, puede que todo el alicatado te quede torcido. Y créenos, no quieres tener que cortar piezas en ángulo cuando llegues a una esquina. Así pues, los alicatados se empiezan siempre desde una línea de referencia que debemos trazar con un nivel. Esto implica hacer un replanteo también en el plano vertical, igual que hemos hecho en el horizontal. Así evitamos que queden piezas muy pequeñas cerca del suelo o del techo.