Cuando emprendemos un proyecto de bricolaje en el hogar es fundamental hacer bien el cálculo de materiales que vamos a necesitar. De no hacerlo podemos encontrarnos al terminar con un buen montón de material que deberemos almacenar. Es cierto que, en este caso, pasarse es menos grave que quedarse corto y tener que ir a por material a mitad de trabajo, pero está claro que lo ideal es acertar con las cantidades.
Un buen bricolador medirá superficies, consultará las fichas técnicas para conocer el rendimiento teórico de los productos y comprará el material exacto que necesita, o se quedará muy cerca. Un bricolador no tan bueno tal vez se pase un poco, pero no tirará el excedente, porque el almacenamiento también forma parte del alma bircoladora. Y es que tener a mano un material o una herramienta cuando te hacen falta de forma imprevista o te los pide alguien produce una extraña sensación de orgullo, ¿vedad?
Así que hoy vamos a hablar de almacenamiento de productos. Siguiendo estos consejos evitarás que ese orgullo se convierta en vergüenza cuando te encuentres con que el material que te han pedido está tan duro como una piedra.
01 ¿Caducan los plastes masillas y pinturas?
Todos los productos vienen marcados con una fecha de consumo preferente, que no es lo mismo que una fecha de caducidad. Mientras los envases están cerrados y bien almacenados, aguantarán en perfectas condiciones durante mucho tiempo. Es conveniente comprobar esa duración producto por producto, pero a rasgos generales podemos decir que es de 4 años para las pinturas al disolvente, 2 años para las pinturas al agua, 2 años para las masillas, 3 años para los plastes en estuche y 1 años si vienen en sacos. Los sprays tiene una duración de 3 años.
En cuanto a la durabilidad una vez abiertos los productos, todo dependerá de la manera en la que los almacenemos. Aun así, también hablamos de mucho tiempo, siempre que se hayan tomado las debidas precauciones. Obviamente, hablamos de la conservación de los productos en su estado original.
02 ¿Cómo se deben almacenar los productos?
Tanto los productos ya empezados como los que estén sin usar deben guardarse en posición vertical en un lugar seco, ventilado y protegido de la luz solar. En el caso de los productos ya empezados, es importante limpiar bien los bordes de los recipientes y las tapas. Los restos de material pueden impedir que el cierre sea hermético y eso puede provocar que los productos se endurezcan o se echen a perder. En el caso de los tubos, siempre es buena idea limpiar la punta de la cánula por fuera con papel de cocina y por dentro con un palillo. Así nos aseguramos de que la tapa cierra perfectamente.
03 Etiquetado de productos
Este es un consejo general que se suele dar siempre a quienes manejan productos y mezclas. En principio parece superfluo en este caso, en el que vamos a conservar los productos en sus envases originales. Sin embargo, si de alguna manera hemos alterado esos productos —tintando una masilla, por ejemplo, o diluyendo una pintura—, conviene que lo indiquemos en el envase para que quede constancia. Además, es una buena idea apuntar la fecha en la que fueron abiertos, para poder hacernos una idea de si ese producto será reutilizable o no.
04 Precauciones antes de volver a utilizar los productos
La mayoría de los productos requerirán un buen agitado antes de volver a usarse. Las pinturas tienden a decantarse si han sido almacenados durante demasiado tiempo y hay que removerlas; en los tubos de masilla se pueden formar grumos que desharemos amasando el envase; en los plastes, si ha entrado humedad, el polvo puede estar apelmazado y puede ser necesario cribarlo… Cada vez que reabramos un producto deberemos evaluar si parece estar en buen estado. Y, ante la duda, haremos una prueba en un lugar apartado antes de ponernos a aplicarlo.