Cuando nos proponemos pintar cualquier cosa, bien sea un mueble o una pared, conviene que tengamos muy en cuenta que el resultado final dependerá en gran medida del trabajo que hagamos mucho antes de abrir los botes de pintura. Y es que la preparación de la superficie es un momento clave en el que no se debe escatimar tiempo si deseamos un buen acabado. A continuación te recordamos los pasos imprescindibles que debes dar antes de empuñar el rodillo y la brocha.
01 Eliminación de revestimientos
Si se trata de repintar o rehabilitar, lo primero que debes considerar es si es necesario eliminar el revestimiento o pintura anteriores o si, por el contrario, se puede pintar sobre ellos.
En el caso del papel pintado, siempre es mejor extraerlo. Para ello existen productos específicos con los que impregnarlo y que te facilitarán mucho su retirada posterior con una espátula. Recuerda, eso sí, que si se trata de papel vinílico, tendrás que extraer el velo superficial impermeable antes de aplicar dicho producto.
Si, por el contrario, te encuentras ante una pared pintada, tendrás que evaluar el estado de dicha pintura. En el caso de pinturas plásticas, existe un truco muy sencillo para determinar su estado. Si el resultado es positivo, se puede perfectamente pintar sobre la pintura anterior. En caso contrario habrá que retirarla.
Cuando se trata de pinturas al temple, en cambio, siempre es mejor quitarlas antes de pintar, ya que se trata de una clase de pintura de muy baja calidad que puede darte problemas en el futuro, incluso aunque de momento no esté deteriorada.
Determinar si estás ante una pintura al temple o no, es muy sencillo, basta con que la humedezcas y raspes con una espátula. Si sale sin dificultad, no hay duda, se trata de pintura al temple.
02 La limpieza
La limpieza de la superficie es un paso imprescindible en cualquier trabajo de bricolaje y este caso no iba a ser menos. Dependiendo del estado de la pared que vayas a pintar tendrás que hacer una limpieza más o menos exhaustiva.
En paredes en muy buen estado, bastará con que pases un paño húmedo para retirar el polvo y la grasa que pueda quedar. Por desgracia, a menudo la situación no es tan sencilla.
En caso de que haya restos difíciles, como podrían ser residuos de cola del papel pintado, puedes utilizar un paño más abrasivo impregnado en detergente, o bien un producto específico como Limpión.
Si has tenido problemas de humedad previamente, limpia todo el paramento con Fungistop para asegurarte de que no aparezcan hongos una vez que la pared esté pintada.
Si la superficie a pintar es metálica o cuenta con elementos metálicos oxidados, harás bien en limpiar la zona con Minoxil, un producto específico para desincrustar el óxido y la cal.
03 Imprimación y consolidación
La imprimación tiene varias ventajas, entre las cuales, podríamos citar como más importantes las de: sellar los poros, uniformizar la absorción del fondo, asegurar la adherencia de la pintura y consolidar la pared.
Por lo tanto, imprimar una superficie antes de pintarla siempre es una buena idea; pero a veces, además, es absolutamente imprescindible. Es el caso de las paredes porosas, pues si no se impriman, absorben demasiada pintura, obligándonos a dar muchas manos extra; pero también en el caso contrario, la imprimación nos ayudará con las superficies poco adherentes en las que la pintura no termina de agarrar. Además, en paredes en las que la absorción sea irregular, una capa de imprimación regularizará la superficie, asegurando que el rendimiento de la pintura sea el mismo en toda la extensión de la pared.
Por lo demás, existen muchos tipos de imprimación dependiendo de su composición o de la superficie específica que vayamos a tratar, así que será necesario un pequeño estudio para decidir qué producto se adapta mejor a nuestras necesidades.
04 Y ahora sí… la pintura
Llega el momento esperado, en el que por fin podremos empezar a ver el resultado de nuestros esfuerzos. Sin embargo, ten en cuenta que puedes echar a perder un buen trabajo de preparación si, en el último paso, escoges la pintura inadecuada.
En general, no se requiere de una pintura de interior la resistencia a condiciones extremas que tienen las de exterior, pero aún así hay ciertos requisitos que deberías exigir. Lo ideal es que sea lavable, que sea resistente al roce y a la formación de microorganismos y que no se decolore a corto o medio plazo. Si, además, es fácilmente aplicable y tiene un gran poder de cubrición, tanto mejor.
Sin embargo, y al margen del tono que queramos dar a la estancia, lo más importante es escoger una pintura adecuada al soporte que vayamos a pintar. Una vez más, será necesario revisar a fondo el catálogo.
En relación con lo anterior y para ayudarte con todo el proceso, te recordamos algunas de las características principales de los materiales más habituales en el interior de la vivienda:
Yeso: Se trata de un buen fondo para pintar, pero nunca debe pintarse antes de que seque y fragüe completamente, proceso que puede llevar varias semanas en función de las condiciones ambientales. Además, si el yeso no se ha mezclado correctamente o con el agua adecuada, pueden aparecer sales o eflorescencias, por lo que resulta muy interesante tratarlo con Deltafix de Beissier antes de pintar.
Yeso laminado: Presenta el reto de cubrir dos materiales con propiedades muy distintas: por un lado el yeso laminado en sí, y por otro la pasta de lucido para las juntas y los tornillos. Para conseguir un comportamiento homogéneo de la pintura debemos aplicar previamente una imprimación reguladora como Primplaca de Beissier.
Madera: Se trata de un material muy cálido y bonito, pero tiene importantes desventajas: es muy poroso y se deforma fácilmente dependiendo de las condiciones ambientales. Por eso, la madera debe ser tratada previamente con una imprimación que penetre en ella y la proteja de la humedad; para después terminar con pinturas flexibles que se adapten a las deformaciones que sufre. Para ambas cosas te recomendamos que utilices Todo Terreno de Beissier. Después, si quieres terminar con algún color distinto a los disponibles para Todo Terreno, siempre puedes aplicar una última capa de la pintura que prefieras.
Metal: Debe ser tratado con productos que prevengan su oxidación y que aseguren la adherencia de la pintura que apliquemos posteriormente, como por ejemplo Minoxil, del que ya hemos hablado anteriormente.
Como veis, no son pocas las cosas que debemos tener en cuenta antes de sacar las brochas y los rodillos y entregarnos a la mucho más placentera tarea de pintar. Pero te garantizamos que cuanto más mimo pongas en estos pasos previos, mejor resultado obtendrás.