Un solo escalón puede ser en ocasiones un gran obstáculo; y no necesariamente sólo para personas con movilidad reducida. Ese dichoso peldaño de la entrada puede convertirse en una auténtica molestia si tenemos que salvarlo todos los días con un cochecito de niño o con un carro de la compra cargado. Hoy os vamos a enseñar un sencillo método para construir una pequeña rampa de accesibilidad. Nada demasiado ambicioso, tan solo una pequeña pendiente que salve uno, o dos escalones, a lo sumo. Esto es importante, pues el proceso para construir una rampa mayor es muy diferente y mucho más complejo. Dicho esto, comencemos.
01 Calcular las medidas de la rampa
La inclinación que debe tener una rampa para resultar práctica está establecida entre un 8% y 10% para casos de accesibilidad (es decir, sillas de ruedas) y en un máximo de un 12,5% para otros usos (peatonal, carros de la compra…).
Evidentemente, la inclinación de la rampa viene a menudo determinada por el espacio disponible. A menor pendiente, más distancia tendrá la rampa para salvar una misma altura. Ahora bien ¿cómo calculamos todo esto? Pues bien, aquí es necesario sacar la calculadora y hacer unas sencillas ecuaciones (¡Que no cunda el pánico, de verdad que son muy sencillas!)
La primera variable la conocemos: es la altura que debe salvar la rampa. Las otras dos, distancia y pendiente, variarán la una en función de la otra y podemos jugar con ellas.
Si partimos de una pendiente fija, pongamos, un 10% y sabemos que nuestra rampa debe salvar un solo escalón de 20 centímetros, la fórmula es la siguiente:
- Altura / Inclinación X 100 = Longitud. Es decir 20/10 X 100=200cm
Si, por el contrario, tenemos claro cuánto va a medir la rampa y queremos conocer la pendiente para el mismo escalón de 20 centímetros, la fórmula sería:
- Altura / Longitud X 100 = Inclinación. Es decir 20/200 X 100 = 10%
¿Lo veis? ¡Os prometimos que era sencillo!
02 Preparar la superficie
Para que la rampa quede bien asentada en su sitio, es muy importante prestar atención al terreno sobre el que la vamos a construir. Si se trata de pavimento, lo mejor es picar para obtener una superficie ligeramente irregular que ayude a “agarrar” el hormigón que verteremos después. Si, por el contrario, se trata tierra, debe eliminarse todo rastro de vegetación y después apisonar bien la zona.
En ambos casos es una buena idea excavar una pequeña trinchera justo en el punto en el que la rampa vaya a terminar. De esta forma el extremo no quedará sobre el suelo formando un pequeño escalón.
03 Construir un encofrado
Para evitar que el hormigón rebose por los lados, hay que fabricar un pequeño encofrado de madera. Como ya conocemos las medias de la rampa, no nos será difícil fabricar dos piezas triangulares idénticas con la ayuda de una sierra. Si la rampa va a ir colocada contra algún muro, ¡tanto mejor para nosotros!, sólo tendremos que fabricar una pieza. Por otra parte, si la rampa va a salvar dos escalones, tendremos que hacer el rebaje correspondiente al primer escalón. No pasa nada si no nos queda perfecto, la mezcla que vamos a verter no será muy líquida y no debería escurrirse por las rendijas. Ahora bien ¡tampoco dejéis huecos de más de un centímetro!
04 Fijar el encofrado
Para fijar el los tableros, lo mejor es utilizar varillas de hierro para encofrados. Podéis haceros con ellas en cualquier gran superficie de bricolaje y construcción. Si vamos a poner la rampa sobre tierra, estupendo, sólo harán falta unos golpes con un mazo.
Si, por el contario, estamos trabajando sobre pavimento, tendremos que practicar unos orificios con una gran broca y encastrar en ellos las barras. Como no hablamos de rampas grandes que vayan a requerir un encofrado muy fuerte, hay quien prefiere fabricar unos codos de apoyo para el encofrado y calzarlos después con peso (por ejemplo, unos sacos llenos de arena). Pero ¡atención! aquí es mejor pasarse de peso que quedarse cortos, porque si el encofrado se mueve a la hora de verter la mezcla, la cosa puede acabar en desastre.
En cualquier caso, usemos el método que usemos, procuraremos que las varillas no sobresalgan por encima del encofrado. Esto nos ayudará mucho durante la fase del alisado.
05 Preparar la mezcla
Preparar hormigón no es una cosa sencilla. Por suerte, hoy en día podemos encontrar sacos de hormigón preparado que sólo tendremos que mezclar con agua. Los hay de grava fina y de grava gruesa. Aquí debemos tener en cuenta, eso sí, que necesitamos una mezcla poco fluida, por lo que le añadiremos el mínimo de agua que especifique el fabricante (suele ofrecer un rango).
Para hacer la mezcla podemos utilizar una varilla batidora acoplada al taladro (atención, si vuestro taladro no es muy potente, pues podéis llegar a quemarlo), o utilizar el método de toda la vida: pala y brazo.
06 Verter la mezcla
Al tratarse de una rampa pequeñita, podemos verter la mezcla de una sola vez y sin utilizar grava de relleno. Tampoco será necesario introducir una malla de forjado intermedia (aunque podemos hacerlo, para lograr mayor consistencia). Si nos vemos obligados a preparar varios sacos de hormigón y hacer vertidos sucesivos, debemos andar rápidos.
Cuando el hormigón rebose ligeramente, pasaremos una regla de albañil o un listón de madera apoyado en ambos extremos del encofrado para alisar la superficie y redistribuir la mezcla. Aquí debemos estar muy atentos a que no queden huecos ni protuberancias.
07 Texturizar la superficie
Una de las peores resultados que podemos obtener es el de una rampa demasiado deslizante. Por eso, cuando el hormigón lleve apenas 1 hora secándose, debemos dar algo de textura a la superficie de la rampa para hacerla más rugosa. Aquí las técnicas son muy variadas: Podemos hacer unas pasadas con un escobillón, que dejará la superficie irregularmente estriada; podemos practicar unos surcos con una llana, con un poco de maña se consiguen cosas bonitas; e incluso podemos utilizar una plantilla de nuestro gusto.
08 ¡Atención al secado!
Durante las 24 horas siguientes debemos prestar mucha atención al secado de la rampa. Con temperaturas muy altas, si el hormigón seca demasiado rápido, pueden aparecer grietas en su superficie. Por eso humedeceremos la superficie cada dos horas, en caso de que haga mucho calor.
Después de 24 o 36 horas, por fin, podemos retirar el encofrado, pues el hormigón estará perfectamente seco y duro. Un barrido enérgico con el escobillón para retirar el polo sobrante y ¡listo! Ya tenemos nuestra rampa acabada.