Muchas veces hemos hablado en este blog de pinturas especiales, de colores, de las herramientas del pintor… pero nunca habíamos dedicado un artículo al proceso completo de pintar una habitación. Con este artículo queremos enmendar esa falta y daros las 10 claves que hay que tener en cuenta antes, durante y después del pintado de una estancia.
01 Colores cambiantes
Cuán a menudo un color nos gusta mucho cuando lo vemos en la carta de colores y después, a la hora de aplicarlo, no nos convence nada. Pues bien, hay que tener en cuenta que el color no es más que la impresión producida por un tono de luz y, por lo tanto, depende por entero de esta. Por eso es recomendable, siempre, hacer una prueba de color en la misma habitación que vayamos a pintar, antes de dejarnos el dinero en un montón de cubos de pintura.
Por otra parte, la impresión que nos producen los colores también depende de la combinación entre ellos. Los colores neutros parecen aclararse cuando conviven con tonos más oscuros y se oscurecen cuando se rodean de tonos más claros.
La elección del color, en cualquier caso, es de suma importancia, pues son capaces de hacer que percibamos una habitación más grande o más pequeña ¡e incluso influyen sobre nuestro estado de ánimo!
02 Calculad la pintura
¡Qué rabia da cuando te quedas sin pintura con la estancia a medio terminar! Si queréis evitar que esto os ocurra, calculad la superficie a pintar multiplicando el ancho por el alto de cada pared (o techo) y restándole el ancho por el alto de cada puerta o ventana. Así obtendréis la superficie a cubrir. Podéis consultar cuál es el rendimiento teórico de cualquier pintura en el propio envase y calcular así cuántos botes os van a hacer falta. ¡Ah! Y calculad siempre un poco más, por si acaso.
03 Los muebles, al centro
Si no os es posible sacar todos los muebles de la habitación antes de poneros a pintar, la mejor manera de proceder es agruparlos todos en el centro de la habitación y cubrirlos con plásticos. De esta manera no tendréis que ir cargándolos de un lado para otro a medida que pintéis. Lógico ¿no? Pero se te tiene que ocurrir.
04 ¿Papel o plástico?
Hay un enconado debate entre quienes prefieren proteger el suelo con papel y quienes se decantan por los plásticos. Ambas opciones pueden ser buenas siempre que, si vais a utilizar papel, procuréis que sea de buena calidad. ¡Los papeles finos pueden dejar que un goterón se filtre al otro lado! Para cubrir los muebles, aquí si, la cosa está clara: utilizad plásticos siempre. Y para los apliques, los zócalos y demás, cinta de carrocero, por supuesto.
05 Imprimad siempre
Lo hemos dicho muchas veces, e incluso le hemos dedicado un par de artículos (concretamente este y este). Es conveniente imprimar siempre, antes de pintar. Entre las muchas ventajas de hacerlo, destacamos dos: ahorraréis pintura, pues una pared imprimada no se “bebe” la pintura; y evitaréis problemas de tonalidades distintas, pues la imprimación regulariza y equipara las capacidades de absorción de los materiales diferentes.
06 El orden es importante
Si vamos a pintar una habitación completa (techo y paredes), comenzaremos pintando el techo. De esta forma podremos enmendar después los goterones que eventualmente puedan caer sobre las paredes. Por cierto, puede parecer una perogrullada, pero recordad que las paredes hay que pintarlas de arriba abajo.
Si nuestro trabajo incluye pintar los rodapiés, los pintaremos siempre antes que las paredes. Lo haremos así porque es más fácil proteger los rodapiés con cinta de carrocero que proteger las paredes (que es lo que sucedería si dejáramos los rodapiés para el final).
En cualquier caso, pintemos lo que pintemos (paredes, techos o rodapiés), comenzad siempre pintando las esquinas y los sitios de difícil acceso. Las uniones entre paredes y entre paredes y techos son lo primero que hay que pintar. Para ello utilizaremos una brocha o un rodillo esquinero, nunca un rodillo normal, que puede dejar marcas.
07 Alternad pasadas horizontales y verticales
La mejor manera de evitar dejar marcas en las paredes es alternar las pasadas horizontales en una mano con las verticales en la siguiente. Es recomendable, incluso, alternarlas en cada mano.
08 La última mano no se disuelve
Si una pintura puede diluirse con algo de agua, su tasa de dilución máxima vendrá indicada en el envase. Diluir una pintura puede ser una buena idea cuando, por ejemplo, damos una primera mano en paredes con gotelé o texturados. Al ser menos viscosa, la pintura alcanzará así todos los recovecos. Pero atención, la última mano no debemos darla nunca diluida. ¡Entre otras cosas, añadir agua a una pintura hará que esta cubra menos!
09 Una luz chivata
Antes de felicitaros por un trabajo bien hecho, acercad una luz a la pared y mirad el resultado con detenimiento. Una bombilla pegada a la pared suele delatar todos los fallos que hayamos cometido (marcas, goterones…). No son pocas las veces que un pintor aficionado ha quedado satisfecho, hasta que el sol ha hecho incidir la luz por otra ventana revelando que, después de todo, pintar (bien) no es tan sencillo como parece.
10 No dejes que las herramientas se echen a perder
Un buen pintor acaba siempre su jornada limpiando bien las herramientas, tal y como os mostramos en este artículo. Si simplemente vais a tomaros un descanso entre mano y mano podéis dejar brochas y rodillos sumergidos en agua tibia o envueltos en papel film. Así no se seca la pintura y podréis utilizarlos directamente para aplicar las siguientes manos. Eso sí, si ya habéis terminado por hoy, no hay excusa ¡toca limpiar bien las herramientas!