Una de las tareas más ingratas a la hora de pintar una habitación es la de tener que limpiar las herramientas entre una mano de pintura y la siguiente. Generalmente se recomienda dejar las brochas y los rodillos sumergidos en agua tibia para evitar que la pintura se seque sobre las ellos, y es un buen consejo. Su gran pega es que, cuando nos disponemos a aplicar la siguiente capa, debemos escurrir bien las herramientas, pues estas han absorbido gran cantidad de agua que puede diluir la pintura. Y es así como nos vemos gastando grandes cantidades de papel absorbente e, invariablemente, manchándonos las manos. En fin, un engorro.
Pues bien, he aquí un truco para mantener la pintura fresca sobre brochas y rodillos entre mano y mano: envolved las herramientas individualmente en papel film, ese mismo que utilizamos para congelar alimentos. Aseguraos, eso sí, de que no queda aire en el interior de la envoltura. De esta forma la pintura no llegará a secarse y cuando queráis aplicar la siguiente mano ¡bastará con retirar el film y poneros a pintar!
¿No os parece una ocurrencia genial?