Jon, un bricolador seguidor de Bricopared que ya compartió con nosotros la reconstrucción de un voladizo, nos hace llegar su última gran reparación doméstica: nada más y nada menos que una humedad capilar. “Es lo que tiene haberse hecho con un bajo de 80 años”, comenta con cierta resignación. Así nos explica el problema al que ha tenido que enfrentarse.
Empezamos a ver que la pintura de una pared se hinchaba en la parte baja. Poco a poco el desperfecto se iba extendiendo por toda la base y creciendo hacia arriba. Como este invierno ha llovido más que nunca, y nuestra casa es un bajo, enseguida nos dimos cuenta de que el muro estaba ‘bebiendo’ de los cimientos porque el terreno no daba abasto para drenar tanta agua. Aunque la solución pasaba por hacer un drenaje alrededor del edificio que impidiera que el agua entrase en los cimientos, el proceso va para largo, porque hay que poner de acuerdo a los vecinos. Así que entretanto, he aprovechado que no se trata de una pared de carga para hacer una reparación rápida que evite que la humedad siga entrando en casa. Estos son los pasos que he seguido.
01 Retirar el yeso podrido
El yeso había absorbido tanta agua que estaba podrido, se desprendía con facilidad, como si fuera arena, y olía mucho a humedad. Lo primero que hice fue picarlo y dejar que el enfoscado de cemento se secase.
02 Cortar la base de la pared
Como la idea es aislar la pared del suelo, corté con una rotaflex la base y retiré los ladrillos a golpe de cincel. Obviamente esto no es algo que se pueda hacer de lado a lado de una sola vez, porque entonces la pared quedaría suspendida en el aire, algo muy peligroso. Por suerte la humedad se había detenido en un punto (caprichos del agua) y la base que quedaba era suficientemente amplia.
03 Picar hacia el cimiento
Como hace un par de años hicimos un recrecido para aislar el suelo (algo muy útil en un bajo), la base de la pared estaba encastrada entre dos peanas de hormigón, en lugar de partir del propio suelo. Por eso fue necesario retirar también el ladrillo que quedaba por debajo de la altura del suelo. Esto nos permitió comprobar que, efectivamente, a medida que nos acercábamos al cimiento, más y más húmedo estaba todo.
04 Colocar el aislante
Llegados a este punto, tocaba reconstruir la pared sobre una base aislante que evitase que el agua se filtrase hacia arriba. Para empezar inyectamos espuma de poliuretano en algunos huecos que habían quedado al descubierto al picar hacia el cimiento.
A continuación extendimos un material aislante muy resistente por todo el hueco, procurando que sobresaliera lo suficiente para que el muro no estuviera en contacto directo con ninguna parte del suelo. Ya puestos, también extendimos por el interior del hueco algunas tiras de poliestireno extruido para ponérselo más difícil a la humedad.
Finalmente recubrimos la zanja con mortero hidrófugo.
05 Reconstruir la pared
Sin que el mortero hubiera fraguado del todo nos pusimos a reconstruir la pared con tabicón. Esto nos permitía hundir parte del ladrillo en el mortero y dar más estabilidad a todo el conjunto.
Con la base de ladrillo ya reconstruida, aplicamos un enfoscado, también con mortero y después lucimos con Aguaplast Express.
Por último, pintamos con Lisomat Anticondensación, cortamos el sobrante de la capa aislante y colocamos los rodapiés.
Han pasado varias semanas y de momento, mientras nos preparamos para hacer el drenaje como solución definitiva, el muro sigue en perfectas condiciones.