A veces, cuando estamos repintando una habitación y la primera mano de pintura está aún fresca, es posible descubrir que en algunas zonas aparecen una o varias burbujas. A veces son pequeñas imperfecciones apenas perceptibles; otras se trata de burbujas en toda regla.
Una burbuja en una mano de pintura a medio secar es indicativo de que, o bien la pared está ligeramente húmeda en ese punto, o bien está sucia. En el primer caso, la humedad, al no poder evaporarse, crea esa capa de aire que impide que la pintura se adhiera correctamente. En el segundo caso es la grasa o lo que quiera que esté manchando la pared la que dificulta la adherencia.
Para evitar este problema lo idea es haber limpiado bien el paramento antes de empezar a pintar, haberse asegurado de que la pared está perfectamente seca (podemos emplear un calefactor en estancias muy húmedas) y haber aplicado una imprimación antes de la primera mano de pintura.
Ahora bien, si no hemos hecho nada de esto y nos encontramos con el problema encima, podemos actuar de la siguiente manera.
01 Corta y retira la pintura de la zona
Aunque es posible que algunas burbujas pequeñas terminen por desaparecer al secarse la pintura, debido a la tensión que crea esta, no tendremos esa suerte con las burbujas de tamaño medio/grande.
En este caso, una vez que la pintura haya secado cortaremos con mucho cuidado el contorno de la burbuja y retiraremos la parte no adherida a la pared.
02 Lija
Una hueco en una mano de pintura, por muy fina que pueda parecernos esta, puede notarse si no rebajamos los bordes. Así pues, toca cepillar un poco la zona con una lija fina. ¡Con cuidado! Insistimos, se trata de rebajar los bordes, no de arrancar la pintura en aquellas zonas en las que sí se haya adherido. Terminaremos pasando un trapo para retirar el polvo del lijado.
03 Seca
Secaremos bien la zona con la ayuda de un secador de pelo, o con un pequeño calefactor eléctrico. Si no eliminamos bien la humedad que ha causado el desperfecto, obviamente volveremos a sufrirlo.
04 Repinta
Por último, volveremos a aplicar pintura en la zona y estaremos atentos a ver cómo evoluciona el secado. Si lo hemos hecho bien, no deberíamos volver a tener el mismo problema. Finalmente volveremos a lijar la zona antes de seguir con la segunda mano en toda la pared.
Insistimos, esto es algo a lo que un bricolador con galones no debería tener que enfrentarse. Ya lo dijimos aquí, un buen trabajo previo a la primera mano puede ahorrarnos muchos disgustos.