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Soluciones prácticas de bricolaje, reparación y tratamiento de superficies.

Proyecto de Javi, de Madrid.

 

Soy un urbanita puro. Nunca he querido otra cosa que vivir en el centro de mi ciudad, Madrid. Pero cuando lo he conseguido, me he dado cuenta de los inconvenientes que tienen los edificios antiguos. El aislamiento deficiente, unido a la orientación de nuestro piso, hace que la condensación sea bastante, digamos… marcada. Y eso que tenemos un higrómetro que nunca marca humedades por encima del 60% dentro de casa. No quiero pensar en el panorama que tendríamos si viviésemos en un lugar más húmedo.

El caso es que durante bastante tiempo hemos tenido que limpiar y repintar regularmente, porque salía moho en las paredes. Sobre todo en una zona bajo la ventana del salón, que además queda detrás del sofá. Mi pareja decía que parecía que la casa estuviera hecha de miga de pan de lo rápido que se echaba a perder. Limpiar los hongos una y otra vez es un engorro, aparte de por lo obvio, porque usábamos lejía diluida y nos quedaba un olorazo en casa que no veas. Así que tocaba buscar otra solución. Una definitiva.

No soy muy manitas, así que lo de levantar un trasdosado con aislamiento o aplicar un plaste anticondensación lo descarté rápido. En cambio, lo de pintar con una pintura anticondensación me pareció asequible a nuestras habilidades.

Compramos un bote de 15 litros de Lisomat Anti Condensación para pintar todas las paredes que daban al exterior y nos pusimos manos a la obra.

Primero: Quitar el rodapié, que estaba hinchado y volver a limpiar los hongos a mano con un producto, también de Beissier, que se llama Limpiador Quita Moho.

Segundo: Una vez seca la zona, proteger, encintar, enmascarar… lo típico.

Tercero: pintar y pintar intentando estirar bien cada rodillazo de Lisomat Anti Condensación.

Cuarto: Dejar que se seque la pintura, pero quitando la cinta de carrocero, que he oído que si la quitas cuando ya ha secado la pintura, puedes llevarte parte, porque se solidifica, o algo así.

Quinto: Volver a encintar.

Sexto: Volver a aplicar Lisomat.

Séptimo: Colocar un rodapié nuevo.

Y listo. Ha pasado el tiempo suficiente como para que en circunstancias normales volvieran a aparecer hongos y, de momento, ¡esto está como recién pintado! Además, tengo que decir que poniendo una mano en las zonas pintadas con Lisomat y otra en las que están pintadas con pintura normal, se puede apreciar claramente la diferencia de temperatura.

Os dejo unas fotos de detalle de la zona que peor estaba, justo detrás del sofá y bajo una ventana.

 

  moho en pared

La pared comidita de moho. 

pared limpia de moho

La pared limpia de mohos, antes de recibir la pintura anti condensación. 

pared sin moho

La pared terminada.

 

 

 

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